Férez

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Patrimonio

Situada en un bello entorno y el canal de Taibilla, en un paraje dominado por campos cultivados y ondulaciones del terreno, rodeado de una espléndida naturaleza, se encuentra la villa de Férez. Sus terrenos son montañosos, con escasas llanuras. Las características del término se corresponden con las de media montaña, y cultivo de extraordinaria calidad. Férez es bañada por el río Segura, cuyo paso facilitan dos puentes: uno en el caserío de la Alcantarilla de Jover, bañado actualmente por las aguas del pantano, y otro el de Hijar. En su vega de olivos y almendros nacen varias fuentes que aportan sus aguas a distintos arroyos, que convergen en el Molino de la Mora.

Las estribaciones de estos montes estaban dedicadas a la explotación de esparto. Este ha tenido en Férez una larga tradición considerándose una planta casi autóctona de la región. Su casco urbano mantiene la traza árabe, con ese aire que dejó en estas tierras el largo periodo de dominación musulmana. Sus calles son estrechas y retorcidas, ofreciendo recogidos rincones en los que se puede sentir todo el ambiente medieval. De su época en la que regía en el pueblo la Orden de Santiago le quedan aún algunas fachadas señoriales con aire castellano esparcidas por el casco urbano, que denotan un pasado esplendoroso de su época medieval, no queriendo que su recuerdo caiga en el olvido. El pueblo en sí fue diseñado para la defensa del mismo y, como su nombre indica en época de Romanos, FREZ que así lo llamaban, quiere decir fuerte o fortaleza.

El nombre de las calles depende de su función y significado:

  • Calle Orden: Viene referida a la pertenencia del pueblo a la Orden de Santiago.
  • Calle Cantarería: Denominada de esta forma por la ubicación de varios talleres de cerámica, donde se construían cántaros para el transporte de agua.
  • Calle de la Torre: Existente en lo alto de la calle, que formaba parte de la fortaleza de Férez.
  • Calle Santa Ana: Recibe su nombre en honor a la ermita allí localizada.
  • Calle Arrabal: Era, en la edad media, un barrio que estaba situado fuera de la fortaleza, donde se afincaban la población judía o mozárabe.

Fauna y Flora

El Lentiscar de Férez es un paraje del municipio situado en el sudeste de su término, con un caserío habitado hasta hace 4 ó 5 décadas. Disponen aquellas fincas de una balsa que antes fue poza, que almacena las aguas de una Fuentecillas. Sus montes próximos, antaño cubiertos de pino carrasco, de carrasca y matorral, fueron sustituidos parcialmente y hasta comienzos del siglo actual por espartizales, ahora cubiertos de almendrales y alguna viña. Las zonas de mejor suelo están expuestas para el cultivo, y resalta con intensidad el olivo, árbol perennifolio que puede alcanzar los 12-15 metros de altura y vivir muchos años; muy ancho en la base y de aspecto muy comprimido. Los árboles más viejos tienen su tronco hueco. Sus hojas son opuestas, lanceoladas y puntiagudas. Su floración va de junio a agosto.

Los montes están cubiertos en su mayor parte por matorrales de romeros, sabina negra, enebro de laminare, estepa blanca y otras jirafas, albarda, torvisco, espárrago pinchudo, lentisco, coscoja o chaparro, aulagas y escobas, espliego y esparto. En el afloramiento rocoso destaca la coronilla del fraile. Se localiza en ambientes abrigados, como algunos barrancos y ramblas, donde aparecen otras especies como durillo, madroño, aladiermo, labiérnago y la trepadora zarzaparrilla.

Los cursos del agua, tanto temporales como aquellos por los que fluye durante todo el año, están abrigados por una vegetación característica en la que destacan las vistosas adelfa o baladres, que suelen acompañarse de emborrachacabras, cornicabras, tamarices y sauces. Entre las grandes hierbas destacan los epilobios, las salicarias, la leguminosa dorycminum, menta y las cañas; estas últimas recogidas para fabricar diversos elementos de las huertas, y los carrizos. No es raro encontrar en las zonas más frescas chopos y almeces.

Esta vegetación alcanza su pleno desarrollo en las márgenes del río Segura, donde aparecen aún con mayor profusión otras especies como juncos, cárices y espadañas. Además, en los bancos de sedimentación de arena y cantos se desarrolla una vegetación propia donde destaca la presencia de una candilera. Guarda sus reservas de comida en surtidas despensas, previniendo las épocas de escasez. Construye en las copas de los árboles a base de ramitas, hojas, cortezas, hierbas, musgos, plumas y pelos que utiliza como refugios. Su alimentación es variada y consiste en frutos y bayas, brotes tiernos y yemas, tallos y semillas, piñones, hongos, insectos, huevos y crías de aves. Cría en número de cuatro a ocho, y su época de celo se sitúa a principios o finales de la primavera.

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